jueves, 10 de abril de 2014

TRES DÍAS

Tres días... 

Tres días son los que faltan para ir unos días de vacaciones a España, y os preguntaréis... ¿por qué tanto empeño? Si... bueno... las vacaciones son las vacaciones, no es lo mismo que estar trabajando, pero en Suiza he hecho cosas maravillosas como visitar el Cern, descubrir sitios preciosos como Charmey, he vuelto a ir a Lyon, he salido de fiesta... ¡hasta he visto a la selección española!!

Aun habiendo hecho todo esto y muchas cosas más, y siendo tan afortunada de haberlo compartido todo con Alejandro, siento la necesidad de ir unos días a casa.

España tiene algo que no voy a encontrar nunca en Suiza, y es toda, o casi toda la gente que me quiere. 

Desde que he venido aquí echo en falta cosas que jamás me imaginaría... y es que... ¿cómo un español puede sobrevivir un frío invierno sin sábanas de franela o pelillo? pues un suizo sí que puede. Siendo un país más frío, las casas está muy bien climatizadas, aunque yo sinceramente me quedo con esa sensación de meterme en mi cama y no ser capaz de levantarme por la mañana debido a lo a gusto que estoy. Después llega la hora del desayuno, y esas magníficas tostadas de aceite y tomate acompañadas de un colacao... Aquí podría hacerlo, pero claro, hay que tener en cuenta que me tengo que adaptar a los hábitos de la familia. Más tarde llega mi madre y me regaña: ¡te he dicho mil veces que ordenes tu cuarto! yo suelo agachar la cabeza y decir: vale, más tarde lo hago... pues aunque parezca mentira también echo de menos ese momento. Y cuando me levanto el domingo, ya con el cuerpo cansado de haber dormido tanto... suele haber paella, migas, alguna exquisitez típica de mi madre como berenjenas o pimientos rellenos, acompañado siempre de una liguilla que ha hecho mi padre, como salmorejo, gambones a la plancha... entonces mi padre prohíbe poner los simpson en la tele y decide que vamos a comer hablando y disfrutando del domingo. 

Esto es solo un comienzo de las cosas que recuerdo muy a menudo. 

Considero que no soy una persona con suerte, porque si fuera así habría encontrado trabajo después de terminar mi carrera, o habría emigrado pero con un trabajo mejor que me permitiera una independencia. Sin embargo, como dije antes, soy una persona afortunada por no estar viviendo esta experiencia sola, porque me han enseñado unos valores que al final con la práctica he aprendido, y ahora soy capaz de reflexionar y valorar el trabajo que cuestan las cosas, que es mucho.

Esto es solo el principio de mi camino, supongo que un día llegará el día en el que ya me haya esforzado tanto tanto que llegará mi momento pero, mientras tanto, aquí estoy ilusionada y emocionada porque dentro de tres días seré feliz durante un tiempo.

Me despido ya, pero antes os dejo algunas imágenes del fin de semana pasado en Ginebra, recordando lugares de mi primera experiencia como au-pair. 




Gracias por leerme y no olvidéis seguirme en Twitter: @SigMiBrujula

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